domingo, 27 de mayo de 2012

     Siempre es gratificante recibir comentarios y correos de los lectores de este blog. Evidentemente, no han de ser siempre estupendísimas glosas ni rigurosísimas disquisiciones. De cualquier modo, toda anotación, análisis o puntualización -sea del signo que sea- será siempre bienvenido, porque este es un escenario abierto a todo aquel que quiera aportar algo que considere de interés para esta comunidad.
     Me escribe Nicolás que teme que tal vez sea él el único seguidor de mi –magnífico, lo llama- blog, ya que le parece que es el único que me hace comentarios (aparte de algún anónimo). Gracias, Nicolás. No merezco tal honor.
     Quisiera puntualizar, cariñosamente, que no eres -ni mucho menos- el único seguidor en el sentido estricto de la palabra, porque también están los otros seguidores, los silenciosos: mi clac, entre los que sitúo a mi familia en pleno, a mis amigos, a algunos compañeros de trabajo y a una serie de curiosos que se asoman –morbosos- por aquí, de tanto en tanto.
     Ahora bien: sí es cierto que se echa en falta un poco más de activismo y proselitismo en el grupo. Pero comprendo que, a veces, el desconocimiento o la lasitud son elementos coadyuvantes en la inacción y en la desgana para “afiliarse” a este grupo. Permitidme que desde aquí haga un llamado a esos perezosillos que me leen con fruición y no se apuntan como seguidores: Pablo, Iker, Laura, Aitor, Nieves, Lucía, mi mujer, Mar, Montse, Maldomada, Mónica, Luis, Pepa, Miguel Ángel, José Vicente, Lorena… -“lore-al”- guapa…haced el favor y no me dejéis desangelado.
     He de añadir que existe una seguidora que se autodenomina “La Susi” y que se reconoce como una fan tan desaforada que, posiblemente contemplándose en las breves historias de aquella, adoptó tal seudónimo y me remitió un cariñoso correo amparándose en el anonimato.  Está mal que yo lo diga aquí, en público, pero no me resisto a omitirlo. Después de traicionar a la Susi leyendo su diario íntimo y tras publicar alguno de sus escritos, reconozco haber perdido mi honor y la escasa vergüenza que me quedaba. Decía así:
    
     Querido Antón:
     Te escribo porque quiero decirte que he leído tu blog desde los inicios. Casi entré por casualidad, por recomendación de un amigo mío y compañero tuyo de trabajo (el mundo es un pañuelo), al que habías anunciado la publicación del mismo. Pensé que sería uno de esos blogs, uno de tantos que, gente aburrida o necesitada del aplauso ajeno, se dedica a escribir para llenar sus ratos de aburrimiento. Pensaba que escribirías muy de tarde en tarde pero, tras observar que lo hacías con regularidad semanal, contando tontas y divertidas historias de esos personajes tan simples, tan cercanos, tan comunes, me enganché a tu blog. Hoy puedo confesar sin rubor que soy tu blogadicta principal, con permiso de ese Nicolás, que se me anticipó (imagino que trabaja contigo). En fin, me da igual. Esa Susi que pintas soy yo, estoy segura y, si no, lo parece. Creo que a veces tiendes a la exageración desmedida, que eres un poco pedante y rebuscado en el vocabulario, que sobreactúas, que te crees –sin embargo- los personajes que interpretas y los gozas pasionalmente. Porque, dime la verdad, tú eres Pablo y también la Susi, ¿no? No sé por qué me da en la nariz que esto es como la Santísima Trinidad, que tú eres a un tiempo Pablo, la Susi y Antón... y que tomas diferentes apariencias. Eres como los tres mosqueteros.
     Si tomamos la Trinidad como modelo, sois tres en uno. Y si los tres mosqueteros, entonces sois todos para uno y uno para todos. Y además, no eran tres, sino cuatro, porque también anda tu mujer por ahí. Eres como el aceite tres en uno: lubricante, limpiador e inhibidor de la oxidación.
     Lubricante, porque tus historias fluyen alegres, semana tras semana.
     Limpiador, porque tus cosas, las de Antón, la Susi o quienquiera que aparezca, te dejan relajada y como nueva.
     Inhibidor de la oxidación, es decir, no permiten el aburrimiento, como el aceite lubricante no permite el óxido.
     Y, mira, como mujer que soy, me apuesto –además- que lo mejor está aún por llegar, con tu mujer…sin ella, con permiso de la Susi y de Pablo.
     Me encantan tus historias. No quiero que pienses que soy una fresca por haberte escrito a tu correo electrónico. Ya te he dicho que me lo ha dado un amigo tuyo, un compañero de trabajo. Yo seré discreta y callaré su nombre.
     Antón, te juro que me tienes en vilo. Espero ansiosamente las nuevas aventuras, las ingenuas historietas y las más disparatadas ocurrencias de tus personajes. Sigue escribiendo, hermoso. Sigue contando tus batallitas. Para mí, que no hay ni media verdad en lo que escribes. Y, sin embargo, me gustan tus mentiras. Ya no sé qué creerme. No desmayes y continúa, semana tras semana, animando nuestros corazones.
     Te sigo apasionadamente.
     Susi, “la otra”.

domingo, 20 de mayo de 2012

     Continúa Pablo nutriendo este humilde blog con las historias de sus alumnos. Hoy les ha tocado el turno a unas reflexiones que hizo en su asignatura como tema transversal o qué sé yo qué, sobre la televisión basura. Dice que nunca habría imaginado tal revuelo como el que se organizó entre sus alumnos a cuento de los Sálvame de toda laya y condición. Así que, visto el cariz que tomaba el asunto, aprovechó por “do mejor podía” -como dice, a veces, en un tono cursilón- y les mandó hacer una redacción al uso.
     Quedó bastante sorprendido al comprobar el nivelazo que exhibían sus jóvenes pupilos en aquellos asuntos televisivos. De Gracián, Quevedo, Góngora o Lope, no sabían mucho, no. Pero de Chiquis, Chonis, Pantojas, Belenes, Kikos, Noemíes, Sonias y demás parentela mediática estaban al día, vaya. Así que, muy a su pesar, él que odia todo ese tipo de programas, que desprecia la tele populachera, la de teta y culo, la del cuore, la del chisme y el exabrupto barriobajeros,  tuvo que hacer un cursillo intensivo en la materia para poder entender aquel horripilante maremágnum de nombres.
     Maldita sea la hora en que se me ocurrió meterme en ese fregao –me comentaba en tono coloquial. Si mi alma lo sabe… Ya estoy al día en el Gran hermano. Ahora entiendo por qué el programa es el 12+1 y no el 13. Me ha enternecido la entrevista de Mercedes a Dani. Ahora, el chico es más feliz que cuando aprobó la selectividad. Además, me da a mí que Hugo no tiene futuro con María, porque ella le está dando el cariño que necesita, pero nada más.
     Estoy intranquilo, Antón –me explica. Creo que comienzo a entender a estos individuos que hasta ahora me parecían anodinos, indiferentes, banales, insípidos…, incluso, despreciables. Creo que me he acercado al pueblo, he salido a la calle y veo la vida de forma diferente. Acabo de saber que hay dos princesas: una oficial, digo yo que para los actos solemnes, palaciegos e institucionales; y otra, la del pueblo: más humana, más cercana, la que nos hace vibrar, con la que conectamos la inmensa mayoría. Porque, ¿sabes una cosa, Antón? –continúa- estos programas tienen una gran audiencia y sus vídeos se ven una y otra vez (he contabilizado en alguno de ellos más de once millones de visionados en youtube). ¡Tanta gente no puede estar equivocada!-sentencia.
     (Me preocupa Pablo. Sinceramente. Empiezo a sospechar que necesita unas buenas vacaciones y quizás algo de terapia).

sábado, 12 de mayo de 2012

     La Susi, como ya os he contado, tiene un alma eternamente infantil. Sin embargo, es muy madura, no os quepa la menor duda; pero tiene la candidez,  la ingenuidad y el espíritu rayanos con los de esos seres que padecen el síndrome de Peter Pan y que se niegan a crecer porque quieren ser niños por siempre jamás.
     En su diario había escrito este cuentecillo tan pueril, tan simple, tan... -no sé bien como decirlo- tonto, quizás. Me quedé sorprendido y preocupado a un tiempo. ¡Había imitado la letra de un niño con tanto esmero...! Los dibujos tenían el trazo suelto, pero eran totalmente planos. A mí me pareció que había querido identificarse con aquella niña que reflejaba en su cuento hasta tal punto que escribió como una niña, dibujó como una niña, pensó como ella y sintió igualmente a través de los textos (aclaro que en la viñeta que hay tras la pesadilla, por fin consigue hacerse mayor como deseaba, pero llega a la meta para cumplir ¡37 años!). Como dice al final, menos mal que solo fue un sueño. ¿No es un encanto esta chiquilla? Y aún mi mujer se sorprende de que la quiera tanto.  
    


domingo, 6 de mayo de 2012

   
    Ser profesor de instituto es una profesión de alto riesgo por el elevadísimo nivel de estrés que acumulamos los trabajadores –me dice Pablo. Y se nos nota la tensión -añade.
     Por fortuna existen las reuniones de Claustro, que son el lugar perfecto para la sanación. Estas reuniones son como el balneario curalotodo, mágico, donde se entra con una agitación interior y se sale con un alivio y una paz que para sí la quisieran algunos. Por suerte, tenemos a unos directores que, conocedores de la problemática, nos convocan a esas reuniones mágico-curativas. No hay más que acudir a los Claustros o a las Sesiones de Evaluación. Y según me cuenta, no es exclusivo de su centro de trabajo. Aquí -me dice- tenemos un campo de estudio abonado para que un avispado sociólogo pueda obtener su doctorado summa cum laude.
     Como es costumbre en el lugar, si los profesores no llegan tarde a la celebración del Claustro, cuando entran en la sala buscan ávidamente a sus amigos para sentarse, bien a su lado, bien en las proximidades de estos. Cuando Pablo me contaba estas situaciones de ansiedad y agotamiento mental, yo no daba crédito. Me cuesta -aún- comprender que su trabajo sea tan estresante, que estas sesiones sean pura y simplemente sesiones de relajación que los directores de los centros escolares aplican de vez en cuando –con excelente criterio- como terapia de grupo. Y es que los directores son unos auténticos Educational Project Manager (o sea, gerentes de proyectos en el campo educativo)  que se las saben todas. No en vano hacen un montón de cursillos para ello (ex profeso, que diría Pablo).
     Los directores tienen su técnica muy trabajada. ¿Pensáis que se molestan porque los compañeros se retrasan? No, nunca (me refiero a los directores profesionalizados). Ellos comprenden que sus compañeros-profesores tienen necesidad de relajación. Por eso, una vez al trimestre convocan Claustro ordinario. ¿Que ven que el nivel de agotamiento de los profesionales de la enseñanza está en máximos? Entonces montan un Claustro extraordinario, aunque sea con los puntos del día más peregrinos. Alguien no muy ducho en cuestiones de técnicas de dirección de empresas (la enseñanza es una gran empresa) pensará que esto molesta a los compañeros profesores. No, en absoluto. Cierto es que, para alguien no familiarizado, pudiera verse así porque se reúnen en corrillos y critican en voz baja esta convocatoria que les impide acabar la jornada laboral por la mañana a todos, y algunos, encima, deberán quedarse a comer, con el consiguiente dispendio extra en tiempos de apreturas económicas.
     En cuando el Claustro comienza, los ecos humanos se van apagando a medida que la secretaria, con voz monótona, desgrana el acta de la sesión anterior. Normalmente, al acabar la lectura del acta apenas quedan cuchicheos. Finalmente, pregunta si se aprueba. Solo un pequeño corrillo de no-estresados ha logrado escuchar con avidez y se halla en condiciones de manifestarse. Como era de prever, queda aprobada por unanimidad.
     A continuación, el resto de los puntos del orden del día se va abordando con lentitud pasmosa. Los profesores previsores que han ocupado sus puestos con antelación, aprovechan para charlar con sus compañeros más próximos, hacerse señas, comentar sus cosillas y, de vez en cuando, engancharse como pueden a la alocución.
     Cuando llega el turno de “ruegos y preguntas”, la mayoría de los asistentes ya ha conseguido liberar su adrenalina o está a punto de hacerlo. Si se organiza un pequeño alboroto, vamos por buen camino. Posiblemente, a nadie le interese lo que pregunta el demandante de información. Buena señal.
     Acabado el Claustro, no hay prisas, salvo para algunos pocos irredentos iconoclastas que salen disparados no se sabe muy bien hacia dónde.
     Ya, todo es calma, se ha renovado el karma.