Mi hijo el mayor, el cachondo mental, me
propone participar en la San Silvestre Vallecana de este año. Él es un atleta
consumado y yo no sé realmente si tomármelo en serio o debo pensar que se
quiere reír de mí. Evidentemente, pienso que está de guasa. Le sigo la broma,
pero poco a poco el asunto va tomando un cariz más serio y profundo. Tanto es
así que finalmente amenaza con ser definitivo e inamovible. Ya ha comprometido
a su tía “Mon-t-se”, a su marido, a su novia, a mi Santa -a la que disfrazará de
árbol porque le da vergüenza que la reconozcan- y a no sé quién más. La va a
liar parda.
Yo me defiendo como puedo; me disculpo
diciendo que ya no tengo años para ello. Insiste una y otra vez, es más pesado
que una vaca en brazos. No cede. Intenta liar a todo el mundo.
Yo no sé cómo escabullirme, pues está muy
pelmazo. Alego en mi defensa que hace mucho tiempo que no hago ejercicio físico,
que estoy mayor (pretendo dar pena). Digno hijo de su madre, no me escucha, no
me hace caso y va a la suya. Insiste. Insisto. Lucho para defenderme y evitar
el imposible: escaquearme. Así que, finalmente, en un postrer intento por
evadirme, aseguro que iré en taca-taca.
- Genial –responde. Hay un apartado para
el humor –dice con gran gozo. Yo iré con un gorrito de Papá Noël y de tu manita
si hace falta. Tú ya sabes que lo importante es participar.
- ¡Cría cuervos!
Nota del autor
Queridos seguidores:
Os dejo una temporadita tranquilos mientras disfrutáis de unas merecidas vacaciones sin mis historietas. Sin embargo, regresaré el 12 de enero. Espero que hayáis sido buenos y que los Reyes os hayan traído muchos regalos a todos.
Que paséis unas felices Navidades y tengáis un próspero Año Nuevo y todo eso.