La Susi hace algún tiempo que está
desaparecida. La crisis también ha llamado a su puerta. Ella, que es una chica
desenvuelta, decidió, como tantos otros "JASP" -jóvenes aunque sobradamente preparados- hacer las maletas y partir en busca de un futuro
más esperanzador que el presente que aquí tenía. Así, un buen día en que
estábamos todos reunidos nos comunicó con su habitual desparpajo, como que no
quiere la cosa, -y sin anestesia- que se iba a “hacer las Américas”.
Como es natural, nos quedamos muy
sorprendidos y repentinamente enmudecimos todos. Sentí que se mascaba la
tragedia. El silencio fue total.
El primero en reaccionar fue Pablo, su padre. Tan
solo fue capaz, por un instante, de inspirar lenta y profundamente el aire
enrarecido de la salita y dar un fuerte resoplido después. Luego se llevó la
mano a la boca, apoyó el codo en la mesa y miró a ninguna parte. Estaba
desolado.
Yo lo observaba, entristecido. Sabía el
terrible mazazo que suponía que la niña de sus ojos se marchara de casa.
Ya hace algún tiempo, cuando estuvo de Au Pair, primero en Austria y después
en Irlanda, costó trabajo acostumbrarse. Ahora, América... Demasiado lejos.
Así estábamos: absortos y traumatizados
por el anuncio de la Susi hasta que, finalmente, tras lo que parecía un
inacabable silencio, mi mujer preguntó inquisitiva, en su estilo habitual, realizando
una batería incesante de preguntas que disparaba infatigable, como una
ametralladora:
- ¿Qué? ¿A Argentina? ¿Cuándo? ¿Cómo? ¿Con
quién? ¿Por qué? ¿Nos escribirás? ¿Quieres que hable con Puri? Fabio, su
marido, es argentino. Ya sabes que lleva muchos años aquí... y la verdad es que
no le va mal del todo, ¿no?
(Mi mujer en estado puro. Todos abatidos
por el sorpresivo anuncio y, ella, en cambio, ¡como siempre!, a lo suyo).
- Ya, pero es que Fabio vive en España y
ella se va de España -recalcó Pablo con cierto retintín. Además, nadie ha hablado de Argentina – prosiguió.
Allá tampoco están para tirar cohetes, dijo finalmente.
- Irá a la América de habla hispana, tal
vez a algún lugar de Sudamérica –supuse yo. Ahora muchos jóvenes están empleándose en
Chile, un país que está alcanzando un cierto desarrollo económico y social.
- La verdad es que... -titubeó la Susi- me
gustaría poner en valor mis conocimientos de inglés y vivir en un país grande,
acogedor, donde las oportunidades existieran realmente. Un país donde nadie se
sintiera extraño... ¡¡¡Estados Unidos!!! -exclamó con energía.
Bueno... Esta chiquilla siempre
haciendo locuras -pensé yo. Ahora nos quedamos todos un poco huérfanos. Hasta mi Santa
estaba preocupada por su porvenir.
Ciertamente, una cosa era vestir vaqueros, tomarse una
hamburguesa en un McDonald’s o en un Burger y beber CocaCola, y otra muy diferente era irse tan lejos para revivir "el
sueño americano".
¿Triunfará la Susi en América? Who knows!
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