“Pasaré a mejor vida”. Eso creía yo que
iba a ocurrir cuando me decidí a firmar los papeles de la propuesta de
jubilación que me hizo mi jefe: que pasaría a mejor vida. ¡Ja!
Hombre, la verdad es que no tener
que levantarte a las 7 de la mañana para ir al trabajo es mucho. Quedarte en la
cama un ratito más, remolonear y desperezarte a tu aire es una gozada, francamente. Homogeneizar los días de la semana,
saber que siempre es domingo, un sueño. Disponer de tu tiempo para dedicarlo a
tus cosas es demasiado. Leer, escribir, pasear, “bricolear” a gusto,
sencillamente insuperable.
Pasé algún tiempo mientras se tramitaba mi
solicitud de jubilación venga a hacer planes: se acabó poner el despertador; a
partir de ahora desayunaría en la cama mientras leía los diarios en internet. A
media mañana, bien desperezado y con el cuerpo bien dispuesto, me pondría manos
a la obra en mis proyectos de bricolaje. A mediodía, acudiría a almorzar con
mis excompañeros de trabajo, a darles un poco de envidia...
- Antón, qué bien te ves –me dirían. Cómo se nota que
vives en otra galaxia –añadirían con cierta envidia.
Y yo, le quitaría importancia al asunto con
una mentirijilla piadosa del tipo:
- “No creas, no
creas, que la vida es muy monótona. Al principio, bien; pero luego te
acostumbras, echas de menos a los compañeros, te aíslas socialmente y... la
verdad, algunas veces os envidio un poco. Lleváis una vida tan ordenada... Y no
como yo, que no sé en qué día vivo”.
Por la tarde, siesta, un paseo y lectura
que alternaré con la escritura de mis memorias, que serán, sin duda, todo un bestseller entre mis amigos. En fin, una
vida de pequeños placeres que me he ganado a través de mis años de trabajo.
Pero está visto que mi Santa iba haciendo
sus planes al tiempo que yo los míos. Y, sin duda, eran bien diferentes:
-“Tráeme el
desayuno a la cama. Me voy a la pelu. Saca el lavavajillas. Pon la lavadora y
tiéndela. Pasa el aspirador. Controla la comida, que está en el fuego. Hoy
vendré tarde, que me quedo a comer en casa de Puri..." Y así.
Ahora bien, le he dejado las cosas muy,
pero que muy claras:
El jueves, libro.
¡Faltaría más!
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